viernes, 1 de junio de 2018

Fábula: La leona fiera....

Fábula: La leona fiera


Hubo una vez una leona muy feroz que vivía en un bosque. Aquella leona era tan fiera, tan fiera, que el resto de animalillos del mismo vivían asustados evitando cada día el cruzarse con ella.
Y es que la leona se dedicaba a cazar cachorros de todas las especies para saciar su hambre y sin preocuparse ni un momento por la tristeza que aquello pudiera generar en sus vecinos. La leona consideraba que no había carne más rica y suculenta que la de los cachorrillos del bosque y se dedicaba a perseguirlos y a amenazarlos de día y de noche. Tampoco respondía a las súplicas de sus vecinos, que pedían constantemente a la leona que dejase de atemorizar a sus cachorros. “¡Deberíais  sentiros afortunados de que los prefiera a ellos antes que a vosotros!”, les respondía continuamente la leona.
Quiso la vida que, con el tiempo, aquella leona también tuviese cachorros. ¡Qué contenta se sentía al verlos crecer y sentirlos a su lado! ¡Cuánta compañía tenía! Adoraba jugar con ellos y el simple hecho de poder contemplarlos mientras se divertían o dormían plácidamente.
Pero un día, entre tanta felicidad, llegaron al bosque unos cazadores que pretendían apoderarse de sus pequeños cachorros. Cada vez que amanecía, la leona tenía que echarse sobre el lomo a los cachorros y hacer mil peripecias para escapar de aquellos temibles cazadores.
Cansada de esconderse y convencida de que ya no les quedaban a los cazadores muchos rincones por explorar, la leona decidió pedir ayuda a su vecinos los animales del bosque. ¡Qué desconsuelo y qué tristeza sintió la leona al ver que ni uno solo de sus vecinos abría la puerta de su casa! Y es que la leona no había tenido ninguna consideración con aquellos animales y el tiempo le pagó con creces su actitud.
Pero tranquilos, amiguitos, que los cachorros de la leona no sufrieron ningún daño, y comenzaron una nueva vida en otro bosque y con otra actitud: la de hacer muchos amigos y nuevos vecinos a los que querer y respetar por siempre....

jueves, 24 de mayo de 2018

El caballo y la cabra, fábula....

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Vivieron en una ocasión y en un mismo establo un caballo y una cabra. Al caballo siempre le sacaban a pastar y a pasear muy temprano por un camino precioso y lleno de hierba tan fresca y rica como jamás se había visto por la zona.
Al contrario que al caballo, a la cabra la sacaban a pastar por un prado situado en un camino muy lejano y conformado por hierbas tristes y secas.
El caballo, presuntuoso y altivo, en lugar de sentir lástima por su compañera la cabra, tendía a burlarse de ella y de su situación:
  • Es increíble cómo eres capaz de pastar por esos caminos aislados y tan poco agradecidos. Yo no podría pastar donde tú lo haces. ¡Se atragantaría mi brillante y suave cuello! La buena noticia es que yo no tendré que hacerlo, porque no soy una insignificante cabra.
La cabra, por su parte, dejaba que el caballo se desahogara con sus maleducadas palabras con un sabio silencio por respuesta. Pero un día todo cambió para ambos. En el establo metieron de buena mañana a un caballo tan fuerte, que casi parecía un roble, y desde entonces, las mejores hierbas fueron para él. El caballo viejo y arrogante tuvo que acompañar en lo sucesivo a su compañera la cabra a la hora de comer, a la que tanto había humillado.
  • Así que tú no podías comer ni comerías por nada del mundo la hierba de estos caminos, ¿no? Pues no sé qué haces aquí entonces comiéndote mi preciado sustento…- Dijo la cabra irónicamente mientras contemplaba al desdichado caballo.
El caballo compendió poco a poco, junto a su compañera la cabra, que en la vida es muy importante no decir nunca el de este agua no beberé. Porque…, ¡nunca se sabe lo que puede pasar!

martes, 22 de mayo de 2018

La increíble Estrellita del mar....

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Estrellita del mar era muy bella, por dentro y por fuera. Todos los demás habitantes del océano eran testigos de dicha belleza, y se lo hacían saber casi cada día al cruzarse con ella. Era muy admirada y querida bajo el fondo del mar y, sin embargo, Estrellita estaba triste.
Cuando salía a la superficie del mar, Estrellita contemplaba el cielo y envidiaba el brillo y la luminosidad de aquellas estrellas. Compartían nombre, pero Estrellita se sentía mucho más fea e inferior que ellas. Cada vez que se asomaba por fuera del mar, y también cuando no, deseaba con fuerza convertirse en una de aquellas estrellas brillantes y luminosas del firmamento. Y a veces era tan fuerte el deseo, que la comía por dentro.
Un pez amigo suyo, que observaba su desdicha, le dijo:
  • Estrellita, no tienes nada que envidiar a tus hermanas del cielo, porque tu belleza es tan brillante o más que la de ellas. Tú eres valiosa por fuera y por dentro.
Estrellita, aunque agradecida por las palabras de su amigo, no se convenció, y continuó triste soñando ser de otra forma. Suspiraba noche tras noche y se recreaba en su tristeza contemplando el cielo, cada vez un poquito más triste.
Hasta que un día, Estrellita soñó que era una estrella del Universo, esa con la que tantas veces había soñado. Pero el mar se veía entonces muy lejos, y sus amigos quedaban atrás, no pudiendo ni siquiera saludarlos. También estaba lejos del resto de estrellas del cielo, a pesar de que desde el agua parecían amontonarse y estar todas muy unidas. Y no se sintió dichosa allí en el cielo.
Al despertar de aquel sueño, Estrellita comprendió lo que aquello significaba, y es que nadie es perfecto ni puede estar siempre dichoso, y por ello tenemos que aprender a querernos como somos, no envidiando nunca a los demás. Solo ese es el camino para poder ser felices, en el cielo, en el mar, o en cualquier otro lugar.

lunes, 21 de mayo de 2018

La bruja, fábula....

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Érase una vez una bruja que se ganaba la vida vendiendo encantamientos y fórmulas para calmar la cólera de los dioses.
Con esta promesa a la bruja no le faltaban clientes y conseguía grandes cantidades de dinero de este modo de vida. 
Pero un día fue acusada de ir contra las leyes y la llevaron ante los jueces supremos del país.
Así, tras un juicio muy corto, la culparon y la hicieron condenar a muerte
Viéndola salir de la sala del juicio, una de las personas presentes le dijo:
- Bruja, tú que decías poder desviar la cólera de los dioses, ¿Cómo no has podido persuadir a los hombres?

viernes, 18 de mayo de 2018

El congreso de los ratones....Fábula....

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Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de noche este terrible enemigo los tenía vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento-Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quien de todos le pondrá el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos, absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.

domingo, 13 de mayo de 2018

El niño ladrón y su madre....

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Un niño robaba en la escuela los libros de sus compañeros y, como si tal cosa fuese buena, se los llevaba a su madre, quien, en vez de corregirlo, aprobaba su mala acción.

Mas un día, cogido en el momento de robar, le esposaron las manos a la espalda y lo condujeron a la cárcel, mientras su madre lo seguía, golpeándose el pecho. El ladrón llamó a su madre para decirle algo al oído, pero al acercarse el hijo, de un mordisco, le arrancó el lóbulo de la oreja.
En otra ocasión robó un reloj que asimismo entregó a su madre. Ella también aceptó el robo. Así pasaron los años y el joven se transformó en un ladrón peligroso.

Recriminando la madre su acción, le dijo:
–¡No conforme con tus delitos, terminas por herir a tu propia madre!
A lo cual el hijo replicó:
–Si la primera vez que te llevé los libros que robé en la escuela me hubieras corregido, hoy no me encontraría en esta lamentable situación.