viernes, 31 de julio de 2015

Arreglando el Mundo...




Un científico, vivía con preocupación todos los problemas del mundo.
Estaba decidido a encontrar por todos los medios una solución. Pasaba días en su laboratorio, en busca de respuestas.

Cierto día, su hijo de 7 años, invadió su lugar de trabajo, dispuesto a ayudarle a encontrar esa ansiada solución.

El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera distraer su atención:
Encontró una revista, donde había un mapa del mundo, ¡justo lo que precisaba!

Con una tijera, recortó el mapa en varios pedazos y se los entregó al niño con un rollo de cinta, diciendo: Hijo, como te gustan tanto los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pequeños pedazos, para que lo repares.

El científico pensaba, quizás se demoraría meses en resolverlo, o quizás nunca lo lograse, pero por lo menos, le dejaría tranquilo por un tiempo; pero no fue así.

Pasada algunas horas, escuchó la voz del niño: "Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".

Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. ¡No puede ser, es imposible que a su edad, haya conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes!

Levantó la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería un trabajo digno de un niño: Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo había sido capaz?

-"Hijito, tú no sabías cómo es el mundo, ¿cómo lograste armarlo?"
-"Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi del otro lado la figura de un hombre. Así que le di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.
Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y me di cuenta que había arreglado al mundo."

El Televisor...




En una clase de literatura en el colegio, la profesora pidió a sus alumnos que hicieran una redacción sobre en qué les gustaría convertirse. 

Algunos niños querían ser tigres, robots, súper héroes, bomberos.. pero le sorprendió y le conmovió profundamente la redacción en la que uno de sus alumnos le comentaba que quería ser un televisor, decía así:
 
"Si pudiera hacer magia y transformarme en otra cosa me gustaría ser un televisor. Quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa. Es decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de la familia a mí alrededor.
Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención y ser aquel al que todos quieren escuchar sin interrumpirlo ni cuestionarlo. Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no funciona.

Tener la compañía de mi papá cuando llega a casa, aunque este cansado del trabajo.
Que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida, en lugar de ignorarme, y que mis hermanos se peleen por estar conmigo.

Me gustaría poder divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado. Me gustaría vivir lo que vive mi televisión".

sábado, 18 de julio de 2015

El espejo del cofre...



En uno de sus múltiples viajes, un mercader compró a un buhonero un pequeño espejo, un objeto que sus ojos jamás habían contemplado y le pareció algo sumamente extraordinario. A pesar de no conocer cómo debía utilizarse, se lo llevó muy contento para mostrárselo a su mujer.
Durante las largas jornadas del viaje de regreso a su hogar, descubrió en ese extraño objeto, la familiar figura de su difunto padre. Asustado por esta extraña presencia, decidió no contarle nada a su esposa y guardar el preciado retrato de su padre en uno de los baúles del desván.
Todos los días, desde que regresó de su viaje, subía al desván para contemplar a su padre. Cuando bajaba, siempre se mostraba entristecido y esquivo ante las preguntas de su mujer.
Harta de esta situación, subió al desván para descubrir el motivo de la tristeza de su marido. Tras rebuscar en las pertenencias de su esposo, encontró el retrato de una hermosa mujer. Muy enfadada ante el engaño del mercader, le echó en cara que la estaba engañando con otra mujer. Una acusación a la que su marido respondía con que la persona del baúl era su padre.
Tales eran los gritos que daban, que un monje se acercó hasta su hogar para medrar en la disputa. El matrimonio le contó el motivo de su discusión y cuando el monje subió al desván, lo único que encontró fue la efigie de un anciano monje zen.

**Esto no hace para hablar extensamente de sueños y olvidar de vivir. Recuerde esto... (Albus Dumbledore)**

El pirata Malapata...





El pirata Malapata, era uno de los bucaneros con más mala suerte que surcaba los mares. Todo lo que intentaba hacer, terminaba saliéndole al revés.

Una vez, tuvo la genial idea de secuestrar a una princesa y pedir un gran rescate por ella, pero al hacerse de nuevo a la mar, uno de los cañones del castillo, hizo blanco en su barco, permitiendo que la princesa quedara libre de nuevo.

En otra de sus aventuras, encontró un enorme tesoro, que amenazaba con hundir su nueva nave. Para evitar quedarse sin barco, decidió esconder su botín en una isla cercana. Ocultado el tesoro de ojos indiscretos, se alejaron de la isla y cual no fue su sorpresa, cuando al mirar por última vez el lugar, vieron como un gran volcán entraba en erupción y hacía desaparecer su preciado botín.


Superado este trance, volvió a hacerse a la mar, en un día muy tormentoso. Mientras paseaba por la cubierta oteando el horizonte, una ola gigante lo arrastró fuera del barco. Aferrado al ancla, vio como un tiburón se acercaba peligrosamente hasta su posición, con muy malas intenciones. Aterrado ante la idea de acabar siendo su merienda, saltó con todas sus fuerzas al barco y arrancó la bandera del mástil.

Cansado de tantas malas pasadas, se retiró de la vida pirata y creó en el puerto, un pequeño negocio, con el que todo le fue de maravilla.