Esa sesión la dedicamos a hacer pelotas de malabares, y una de las cosas que hay que realizar, es un embudo de papel para poder pasar el arroz al globo. Pues bien, no recuerdo de qué hablábamos en ese momento, pero este alumno se emocionó un poco porque nos había dado un corte de los suyos, y con mucha ímpetu agitó los brazos gritando "¡¡ROTO!!", teniendo como resultado el arroz regado por todo el suelo del despacho.
Mis compañeras y yo acabamos con un ataque de risa, de lo cómica que había sido la situación, pero el alumno estaba indignado porque estaba recibiendo de su propia medicina... ¿Le habrá dolido más que nos riésemos, o que lo mandásemos a barrer el despacho?