miércoles, 17 de octubre de 2012

Dando un poco de color al asunto...


En un avión:

- ¿Cual es el problema señora? -pregunta la azafata.


- ¿Es que no lo ve? -responde la señora- Me colocaron junto a un negro. No soporto estar al lado de uno de estos seres repugnantes ¡¡Denme otro asiento!!


- Por favor, cálmese -contesta la azafata- Casi todos los asientos están ocupados, voy a ver si encuentro uno libre.

La azafata se aleja y vuelve algunos minutos más tarde.

- Señora, como yo pensaba, no hay ningún sitio libre en la clase económica. Hablé con el Comandante y me confirmó que están todos los asientos ocupados en la clase económica. No obstante, tenemos un asiento libre en primera clase.

Antes de que la señora pueda hacer ningún comentario, la azafata continúa.

- Es del todo inusual permitir a una persona de la clase económica sentarse en primera clase. Pero, vistas las circunstancias, el comandante encuentra que sería escandaloso obligar a alguien a sentarse junto a una persona tan repugnante.

Y dirigiéndose al negro, la azafata le dice:

- Si el Sr. Lo desea, tome su equipaje de mano, ya que un asiento en primera clase le espera.

Y todos los pasajeros alrededor, que, sorprendidos, asistían a la escena se levantaron y aplaudieron...

lunes, 1 de octubre de 2012

El mono y el escorpión...



Una vez, en alguna parte, leí una historia. Hablaba de un mono y un escorpión. Habiendo llegado a la orilla de un gran río, el mono decide atravesarlo a nado. Apenas ha metido una pata en el agua, oye una vocecilla que lo llama. Mira alrededor y, a poca distancia, ve a un escorpión.

“Oye –le dice el escorpión-, ¿serías tan amable de llevarme?”

El mono lo mira fijamente a los ojos.


“No tengo la menor intención. Con ese aguijón podrías atacarme mientra nado y hacer que me ahogue”.

“¿Por qué iba a hacerlo? –responde el escorpión-. Si tú te ahogaras, también moriría yo. ¿Qué sentido tendría?”

El mono piensa un poco y le dice: “¿Me juras que no lo harás?”

“¡Te lo juro!”

Entonces el escorpión sube a la cabeza del mono y el mono empieza a nadar hacia la otra orilla.

Cuando está casi a la mitad, siente de pronto un pinchazo en el cuello. El escorpión le ha picado.

“¿Por qué lo has hecho? –grita el mono-. ¡Ahora moriremos los dos!”

“Perdona –responde el escorpión-, no he podido evitarlo. Es mi naturaleza”.