viernes, 27 de diciembre de 2013

El maestro y el escorpión...






Un maestro del oriente vio a un escorpión cuando se estaba ahogando y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el escorpión lo picó.
De la reacción de dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua y se estaba ahogando de nuevo.
El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el animal lo picó.
Alguien que estaba viendo al maestro se le acercó y le dijo:
-Disculpe, ¡pero usted es terco! ¡Cada vez que intente sacarlo del agua le va a picar!
El maestro respondió:
-La naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar...
Así que con ayuda de unas hojas, el maestro sacó al escorpión y le salvó la vida...



UBUNTU...



Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana.
Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.
Cuando dió la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron a disfrutar del premio.
Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron:
-¡¡UBUNTU!! ¿Cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?
UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: "Yo soy porque nosotros somos..."


La princesa y la piedra...



En un país muy lejano, había una princesa de extraordinaria belleza, riqueza e inteligencia, a la que todos los hombres se acercaban para conseguir su dinero. Harta de tener que soportar a tales individuos, difundió el siguiente mensaje: solo se casaría con aquel que fuera capaz de entregarle el regalo más lujoso,dulce y franco. Un mensaje que llegó rápidamente a todos los rincones del reino, llenando en un abrir y cerrar de ojos, el palacio de todo tipo de regalos, entre los que destacaba uno en particular. ¿Qué era? Una simple y llana piedra, llena de musgo y líquenes.
Un regalo que enfureció de tal  manera a la princesa, que mando llamar inmediatamente a su dueño, para que le explicara el porqué de tan feo regalo.
-Comprendo vuestro enfado-dijo el joven pretendiente-, pues no es un regalo que os pueda parecer a vuestra altura. Dejadme deciros, que esa fea roca que contempláis, no es lo que vuestros ojos ven, ya que lo que he querido representar con ella, es mi humilde corazón. Como veis, es algo tan valioso como vuestras riquezas, franco porque no os pertenece y llegará a ser dulce, si lo colmáis con amor.
Al escuchar estas palabras, la princesa cayó totalmente enamorada de este perspicaz joven, al que envió durante un largo período de tiempo, una ingente cantidad de regalos para atraerle. Pero nada de esto parecía atraerle a su curioso pretendiente. Cansada de esforzarse, sin obtener resultado, lanzó la piedra al fuego, descubriendo con su calor una preciosa estatua dorada.
Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que si quería conquistar el corazón de su amado, debía alejarse de las cosas superficiales y prestar atención a lo verdaderamente importante. De esta manera, dejó atrás todos sus lujos y altanería, ayudando a todos aquellos habitantes que la necesitaban, gracias a los cuales consiguió casarse con su amado.

El príncipe que perdió su reino...



Juan Botas era un príncipe muy apuesto que disfrutaba de una vida llena de alegría y fiestas. Tenía muchos amigos y en todo el reino se le conocía por el éxito que tenía en todo cuanto se propusiera. Su vida era maravillosa: tenía todo lo que quería en bienes materiales y estaba muy enamorado de Rita, la princesa del reino vecino con la que se casaría en poco tiempo.
Un día, mientras se encontraba disfrutando una noche en una lujosa fiesta junto a Rita y muchos de sus amigos, vino un mensajero presuroso a avisarle que su padre estaba muy enfermo y le había enviado para que le buscara. El joven le respondió que iría a verle en cuanto terminara la fiesta y por mucho que el mensajero intentó convencerlo para que abandonara el lugar y fuera a ver a su padre, no hubo caso: Juan Botas se quedó junto a la princesa sin  preocuparse por la salud de su padre. Fue una noche plagada de éxitos, caricias y buena comida.
A la mañana siguiente, cuando Juan estaba todavía en la cama, el mismo mensajero de la noche anterior vino a verlo.
—¡Uy, cierto!, lo he olvidado… Ya mismo iré a ver a mi padre —dijo Juan, mientras se vestía a toda prisa.
—No, señor Juan, ya no es necesario.
—¿Mi padre se ha puesto bien?
—No, señor. —El mensajero bajó la vista y concluyó —: Lo siento mucho, su padre ha muerto anoche.
Juan se sintió muy triste pero se consoló pensando que era mejor así. «Si le hubiera visto anoche seguro que tendría que haber escuchado una de sus típicas charlas. Por algo suceden las cosas; ahora seré rey y lo haré mejor que mi padre».
Después del entierro, Juan Botas fue a arreglarlo todo para su ascensión al poder, y cuál no fue su sorpresa al enterarse de la última voluntad del rey: su padre lo había dejado sin nada. Como Juan no había acudido a su llamada, el rey consideró que no era una persona adecuada para ocupar el trono, porque le daba más importancia a sus propios placeres que a las obligaciones del reino, y había nombrado a Felipe, un sobrino muy inteligente a quien quería y respetaba para que le sucediera.
Y así fue como Juan Botas perdió su reino, y tuvo que abandonar el palacio y alejarse de su tierra para siempre.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

El perro sujetado...


En un lujoso palacio vivía un brahmino, gobernador de una región y dueño de un maravilloso perro. El animal era corpulento, fiero y de temperamento orgulloso. No era difícil que se enfrentara a otros perros, por lo que casi siempre lo paseaban atado con una correa. Perro y amo eran caracteres jactanciosos merecedores el uno del otro.
Cada vez que el perro se encontraba con otro can, empezaba a tirar de la correa con todas sus fuerzas. Su amo, sin dejar de sujetarlo con determinación, intentaba calmarlo hablándole dulcemente: " no hagas así...déjale al pobrecito tranquilo". También se agachaba y le rodeaba con el brazo como para protegerle mientras que el bravo animal mostraba todo su repertorio de amenazas. Parecía de verdad un perro fiero e implacable. Dado su tamaño y su furor, todos le temían.

Un día, el brahmino encargó a un nuevo sirviente que paseara al perro, pero olvidó advertirle sobre el carácter del animal, quizás dando por hecho que todo el mundo tenía que saber que el perro del brahmino era algo especial. No obstante, para el sirviente, éste era únicamente un perro como muchos, por lo cual ignoraba su excentricidad. Como era previsible, nada más encontrarse en contacto visual con otro can, el animal del brahmino dio rienda suelta a su violento temperamento y, de repente tiró enérgicamente de la correa. El siervo, que no estaba preparado para tal situación, no supo reaccionar adecuadamente y soltó la cinta. El perro perdió ligeramente el equilibrio hacia delante, dándose así cuenta de que no estaba siendo sujetado. Ahora estaba libre de sujeción y que la acción dependía exclusivamente de él, se encontró frente a un dilema: o dar séquito a sus amenazas iniciales empezando la batalla, o evitar la confrontación. El imperioso animal titubeó: al fin y al cabo el otro perro, aún más pequeño, no había dado signos de sumisión y estaba listo para la lucha. "Seguramente -se dijo el noble perro- podría matarle fácilmente, pero si me mordiera, ¿que sería de mi noble aspecto?. No, no merece la pena. Por esta vez le dejaré vivir". Emitió unos gruñidos y volvió donde el servidor.
Una vez en el palacio, el doméstico relató lo ocurrido al brahmino, el cual vislumbró la verdad sobre la naturaleza de su perro y la del hombre y, desde entonces, acostumbró a pasear al animal sin ataduras. No sólo el perro dejó de amenazar a los otros animales, sino que también los súbditos del brahmino vivieron más felices. El perro le había mostrado a su dueño la manera sabia de gobernar.

Distracciones...



En un monasterio budista dos discípulos destacaban particularmente por su brillante inteligencia, si bien fueran muy diferentes el uno del otro.

El primero solía pedir al abad que le dejara salir del monasterio para ver el mundo y en él poder poner en práctica su zen. El otro se contentaba con la vida monástica y, aunque le hubiera gustado ver el mundo, esto no le creaba ningún afán en absoluto.

El abad, que nunca había accedido a los pedidos del primer monje, pensó un día que tal vez los tiempos eran maduros para que los jóvenes monjes fueran puestos a prueba. Les convocó, anunciándoles que había llegado el momento de que se fueran por el mundo durante todo un año. 

El primer monje exultaba. Dejaron el templo el día siguiente al amanecer.

El año transcurrió rápido y los dos monjes regresaban al monasterio con muchas experiencias para contar. El abad quiso verles para conocer lo que ese año había supuesto para ellos y qué habían descubierto durante su estancia en el mundo laico.

El primer monje, el que quería conocer el mundo material, dijo que la sociedad está llena de distracciones y tentaciones, y que es imposible meditar ahí fuera. Para practicar el zen no existe mejor lugar que el monasterio.

El otro, por el contrario, dijo que salvo algunos aspectos superficiales no encontró gran diferencia a la hora de meditar y practicar el zen en el mundo exterior. Por tanto, a su parecer, quedarse en el templo o vivir en sociedad, le resultaba igual.

Tras haber escuchado ambos relatos, el abad les dio a conocer su decisión: al segundo monje le concedió la autorización para que se fuera. Al primero le dijo: "será mejor que tú te quedes aquí, todavía no estás preparado".

martes, 24 de diciembre de 2013

Santa Secreto...



Luigi era un joven a quien le encantaba la época navideña, como a todos sus amigos, le gustaba la comida, las decoraciones, la nieve, pero por sobre todas las cosas, le encantaba recibir regalos.
Todos los años sus amigos y el organizaban el juego “Santa secreto” que consistía en, por 10 días, obsequiar pequeños regalos a quien te tocaba en el sorteo. El último día, todos se reunían, llevando consigo un regalo de mayor valor y trataban de adivinar quien era su Santa Secreto.
Este año, Luigi tenia planeado hacer lo que hacia todos los años: Dar 4 tarjetas navideñas compradas en el supermercado, 5 paletas de caramelo y un prenda de vestir como regalo final. Rápido y simple. Todo esto era básicamente porque no le gustaba romperse la cabeza pensando en regalos que le podrían gustar a la otra persona, lo único que le importaba era lo que el iba a recibir.
El día del sorteo, estaba emocionado, no tanto por saber a quien le daría los obsequios, eso no le importaba, su emoción era por saber que una de las personas que estaban ahí, le daría 10 regalos y se ilusionaba pensando en lo que podrían ser. Así es que, como todos los años, cuando metió la mano en la tómbola y descubrió que le tocaba ser el Santa Secreto de Jimmy, un compañero de su clase, no le dio mucha importancia.
Al día siguiente se despertó emocionado por lo que encontraría en su casillero. Su mente pensaba en mini bicicletas, una caja llena de dulces, dinero en efectivo, el juguete de moda… pero se desilusionó mucho cuando vio en su casillero una tarjeta que solo decía “Feliz Navidad”. Los días siguientes no fueron diferentes, se desilusionó porque de hecho todo lo que recibía era muy similar a lo que él ponía en el casillero de Jimmy.
Cuando llego el día del regalo final, todos estaban reunidos en el salón de clases, todos tenían cara de felicidad por los regalos anteriores, excepto dos personas: Luigi y Jimmy. El primero en adivinar fue Jimmy quien dijo:
-       Mi Santa Secreto es Luigi – lo dijo desmotivado y triste, pues los regalos que había recibido eran muy superficiales y para nada pensados en el.
-       Si soy yo, que bueno que adivinaste – dijo Luigi – Bueno, me toca adivinar a mí, y en verdad no tengo idea de quien sea mi Santa Secreto, ya que fue el peor de todos los años. Los regalos no me gustaron para nada, fueron simples y aburridos.
Lisa, quien era una chica lista, se levanto de su lugar y le dijo:
-       Yo fui tu Santa Secreto de este año Luigi, y el motivo por el cual escogí esos regalos para ti es porque yo recibí lo mismo de ti el año pasado, y me puso muy triste y desilusionada- Lisa sacó un gran regalo de su mochila, y se lo dio – solo quería que aprendieras que tienes que pensar en los demás y no solo en lo que vas a recibir.
Luigi se emocionó mucho porque cuando abrió el regalo resulto que era el juguete que todos los de su clase quería, pero al ver la cara de desilusión de Jimmy, fue hasta el y le dijo:
-       Creo que tu te mereces esto, ya que nunca me detuve a pensar en lo que te gustaría recibir
La cara de Jimmy se iluminó de inmediato, y Luigi tuvo una sensación de bienestar que lo puso muy feliz. Fue entonces que descubrió que te sientes mucho mejor cuando regalas algo en vez de recibirlo.

Caminar...






Busco el beso, la revolución
Un mensaje que hable más de amor
Las caricias para el corazón
De esta tierra que alguien lo rompió...

Busco el gesto lleno de valor
Que nos traiga el cuento y la versión
Donde el lobo que nos engaño
Mira al niño y le pide perdón...

Caminar...
Poner sonrisa a cada paso
Y respirar
Será bonito lo que quede por llegar
Mirar al frente y no bajar la vista
Nunca más....

Busco el viento que traiga esa voz
Que se lleve al pésimo escritor
De este cuento que no nos durmió
Robando el sueño, así nos desveló....

Caminar...
Poner sonrisa a cada paso
Y respirar
Será bonito lo que quede por llegar....

Mirar al frente y no bajar la vista
Nunca más...

Retirar...
La cara rara
La que no deja avanzar
Quitar los miedos
Que se vayan a pasear
Y que Septiembre no nos quite la ilusión
Jamás...

Voy caminando...
Y a esta herida
Le queda un rato todavía
Despertar y que pase la verdad
Llegó la hora de empezar...

Caminar...
Poner sonrisa a cada paso
Y respirar
Será bonito lo que quede por llegar
Mirar al frente y no bajar la vista
Nunca más...

Retirar...
La cara rara
La que no deja avanzar
Quitar los miedos
Que se vayan a pasear
Y que Septiembre no nos quite la ilusión
Jamás...

Caminar...
Y que ese cuento
No nos quite la ilusión
Jamás...

domingo, 22 de diciembre de 2013

Cuento para ti...



Cuenta el cuento que el silencio vivía esperando el momento de invadir, y que el ruido preparaba siempre el contra ataque, que pasaban los años y ellos luchaban por quien sería el triunfante, hasta que un día apareció tolerancia, miro a ambos y preguntó:

-¿Se han dado cuenta de algo señores? El silencio se encogió de hombros y el ruido furioso gritó ¿Darnos cuenta de qué?

Tolerancia suspiró y contestó:

-De que si no existiera el ruido, notablemente no existiría el silencio, que tanto uno como el otro debería darse cuenta cual es el momento en el que debe aparecer, que esto no es una guerra de ver quién gana si no es un contrato, para que los demás puedan tolerar sus momentos.

La vida no es siempre silencio, o siempre ruido, deben dar lugar a el señor equilibrio, quien hace tiempo espera sentado allí, hoy aparecí yo ” La tolerancia”, pero tengan cuidado porque si el equilibrio se cansa de esperar y se retira, aparecerá la señora locura, la cual me contó La cordura, esa difícil de vencer, así que señores comiencen a ver el momento de cada uno y dar lugar a otros solo así se evitara el caos.

Doña Esperanza y Don Justo...



Ellos llevaban muchos años de casados, aunque ella era de apariencia gruñona, solo él conocía la gran mujer que era.
Una mañana el encontró en un cajón una carta de Esperanza, decía,- un día mientras barría la vereda, Don Justo salió y recostándose sobre el antiguo marco de su puerta, me observabas a mí, tu mujer cansada, y triste.

Fue en ese instante en el que yo te miré y descansé mis brazos en la escoba, te miré seriamente y dije:

– Justo, querido mío sé que he sido una mujer poco fácil de llevar, que he demostrado poco mis sentimientos, pero hoy necesito decirte lo que te amo, y lo feliz que he sido contigo, cuando veas este dibujo y leas esta líneas será porque ya he partido, te pido disculpas mi compañero de la vida pero te estaré esperando cuando llegue tu día.

Don justo seco sus lágrimas, doblo esa carta y mirando el dibujo de él recostado en el marco de la puerta y ella apoyada en la escoba, parpadeo varias veces y suspiro diciendo, – ya voy mi Esperanza.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Las tres rejas...



El joven discípulo de un filósofo sabio lo visita y le dice: 
- Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia. 
- ¡Espera! lo interrumpe el filósofo ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme? 
- ¿Las tres rejas? 
- Si. La primera es la VERDAD. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto? 
- No. Lo oí comentar a unos vecinos. 
- Al menos lo habrás hecho pasar por le segunda reja, que es la BONDAD. ¿Es bueno para alguien lo que me vas a decir? 
- No. en realidad no. Al contrario ... 
- La última reja es la NECESIDAD ¿Es necesario hacerme saber lo que tanto te inquieta? 
- A decir verdad, no. 
- Entonces, dijo el sabio sonriendo, si no es VERDADERO, ni BUENO, ni NECESARIO, sepultémoslo en el olvido.
 

viernes, 20 de diciembre de 2013

El hacha afilada


En cierta ocasión, un joven llegó a un campo de leñadores con el propósito de obtener trabajo. Habló con el responsable y éste, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar al día siguiente.

Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.
El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue escasamente la mitad del primer día.
El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron nulos.

Cuando el leñador jefe se dio cuenta del escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:
-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?
El joven respondió:
-Realmente, no he tenido tiempo... He estado demasiado ocupado cortando árboles...

Los zapatos del campesino


Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones.
Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias. El alumno dijo al profesor: 

"Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre". 


Mi querido amigo - le dijo el profesor - nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.

Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo.
Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda.
Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda.
Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre.

El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora, dijo el profesor ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma? 
El joven respondió: "Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir".

miércoles, 12 de junio de 2013

La historia de Matito...


A la pequeña ciudad de Chiquitrán llegó un día en tren llevando una gran maleta un tipo curioso. Se llamaba Matito, y tenía una pinta totalmente corriente; lo que le hacía especial es que todo lo que hablaba, lo hacía cantando ópera. Daba igual que se tratara de responder a un breve saludo como "buenos días"; él se aclaraba la voz y respondía:
- Bueeeeenos diiiiiiias tenga usteeeeeeeed.
Y la verdad, a casi todo el mundo se le hacía bastante pesadito el tal Matito. Nadie era capaz de sacarle una palabra normal, y como tampoco se sabía muy bien cómo se ganaba la vida y vivía bastante humildemente, utilizando siempre su mismo traje viejos de segunda mano, a menudo le trataban con desprecio, burlándose de sus cantares, llamándole "don nadie", "pobretón" y "gandul".
Pasaron algunos años, hasta que un día llegó un rumor que se extendió como un reguero de pólvora por toda la ciudad: Matito había conseguido un papel en una ópera importantísima de la capital, y todo se llenó con carteles anunciando el evento. Nadie dejó de ver y escuchar la obra, que fue un gran éxito, y al terminar, para sorpresa de todos en su ciudad, cuando fue entrevistado por los periodistas, Matito respondió a sus preguntas muy cortésmente, con una clara y estupenda voz.
Desde aquel día, Matito dejó de cantar a todas horas, y ya sólo lo hacía durante sus actuaciones y giras por el mundo. Algunos suponían por qué había cambiado, pero otros muchos aún no tenían ni idea y seguían pensando que estaba algo loco. No lo hubieran hecho de haber visto que lo único que guardaba en su gran maleta era una piedra con un mensaje tallado a mano que decía: "Practica, hijo, practica cada segundo, que nunca se sabe cuándo tendrás tu oportunidad", y de haber sabido que pudo actuar en aquella ópera sólo porque el director le oyó mientras compraba un vulgar periódico.

jueves, 30 de mayo de 2013

¿Quieres 50€ ?


Pablo, con el rostro abatido de pensar, se reúne con su amiga Laura en un bar a tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias... que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación!... Todo parecía estar mal en su vida.
Laura introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 50 euros y le dijo:

-¿Quieres este billete?

Pablo, un poco confundido al principio, le contestó:

-Claro, Laura... son 50 euros, ¿quién no los querría?

Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola. Mostrando la estrujada pelotita a Pablo, volvió a preguntarle:

-Y ahora, ¿lo quieres también?

-Laura, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 euros. Claro que lo cogeré si me lo das.

Laura desdobló el arrugado billete, lo tiró al suelo y lo restregó con el pie, levantándolo luego sucio y marcado. 

-¿Lo sigues queriendo?

-Mira, Laura, sigo sin entender a donde vas, pero es un billete de 50 euros, y mientras no lo rompas, conserva su valor...

-Pablo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo has sido. Lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado.

Pablo se quedó mirando a Laura sin atinar con palabra alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.
Laura puso el arrugado billete a su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó:

-Toma, guárdalo, para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal... pero me debes un billete nuevo de 50 euros para poderlo usar con el próximo amigo que lo necesite.



Le dio un beso en la mejilla y se alejó hacia la puerta.
Pablo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardó y con una renovada energía llamó al camarero para pagar la cuenta...

¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente merecemos más y que podemos conseguirlo 
si nos lo proponemos?. Claro que no basta con el mero propósito... Se requiere acción y existen muchos caminos...

miércoles, 29 de mayo de 2013

Es la sensación de contacto...


En cualquier ciudad por donde camines, ¿comprendes? Pasas muy cerca de la gente y ésta tropieza contigo. Nadie te toca. Estamos siempre tras este metal y cristal, y añoramos tanto ese contacto, que chocamos contra otros sólo para poder sentir algo...Buscamos una respuesta...
-¿Hasta dónde llegan las balas?
-¿Lo dices por la bala que atravesó tu ventana?
Seguimos adelante...Nos agrupamos...Nos desmoronamos...
-¿Por qué mantienes a todo el mundo a distancia?¿¡Eh!?¿Es que empiezas a sentir algo y te asustas?
Cuando te mueves a la velocidad de la vida...crees que te conoces,y no tienes ni idea...acabas por chocar con los demás...es la sensación de contacto...y añoramos tanto el contacto...que chocamos contra otros para poder sentir algo...
(Película: "Crash")

martes, 5 de marzo de 2013

Historia de un sueño...



                     Perdona que entre sin llamar, no es esta la hora y
                                                 menos el lugar.

Tenía que contarte que en el cielo no se está tan mal.
Mañana ni te acordarás,
" tan sólo fue un sueño" te repetirás.
y en forma de respuesta pasará una estrella fugaz.
Y cuando me marche estará mi vida en la tierra en paz.
yo sólo quería despedirme, darte un beso y verte una vez más...
Promete que serás feliz,
te ponías tan guapa al reír.
y así, sólo así,
quiero recordarte.
así, como antes,
así, adelante,
así, vida mía,
mejor será así.
Ahora debes descansar,
deja que te arrope como años atrás.
¿ te acuerdas cuando entonces te cantaba antes de ir a acostar?
Tan sólo me dejan venir
dentro de tus sueños para verte a ti.
y es que aquella triste noche no te di ni un adios al partir.
Y cuando me marche estará mi vida en la tierra en paz.
yo sólo quería despedirme, darte un beso y verte una vez más...
Promete que serás feliz,
te ponías tan guapa al reír.
y así, sólo así,
quiero recordarte.
así, como antes,
así, adelante,
así, vida mía,
ahora te toca a ti,
sólo a ti,
seguir nuestro viaje.
se está haciendo tarde,
tendré que marcharme.
en unos segundos vas a despertar...