Suceso:
Con la frase «Libre, oh, libre. Mis ojos seguirán aunque paren mis pies» Jokin se despedía del mundo, no aguantaba más la situación que vivía día tras día. La madrugada del 21 de septiembre cogió su bici y salió de casa. Encontraron su cuerpo a los pies de la muralla de Hondarribia 12 horas después.
El joven era un adolescente introvertido, aficionado a la informática y a Internet. Era buen estudiante, pero el instituto se había convertido en un infierno para él. A los pocos días del comienzo del nuevo curso la dirección del centro avisó a los padres de Jokin de que estaba faltando a clase.
Tras la vuelta de las vacaciones las burlas y vejaciones, que ya había recibido en el instituto el curso pasado se transformaron en maltratos y palizas. El ensañamiento vino después de que en verano, durante unos campamentos algunos chavales del centro fueran sorprendidos por un monitor fumando porros. A pesar de que Jokin también fue castigado, los compañeros le acusaron de 'chivato'.
Una profesora implicada:
La familia de Jokin denunció que una de las profesoras del joven participó en los actos vejatorios que sufría. Según estas fuentes las humillaciones de las que era objeto comenzaron un año antes del suicido, después de que el joven se hiciera sus necesidades encima. Varios alumnos de su instituto decidieron "celebrar" este aniversario "arrojando en el aula un montón de rollos de papel higiénico".
Las mismas fuentes lamentaron que ante esa situación una de las profesoras decidiera "dar una nueva vuelta de tuerca" a las vejaciones y humillaciones que sufría el adolescente y le obligara a "recoger todos los rollos de papel higiénico que habían lanzado sus compañeros".
La clave, la autopsia:
Respecto a los resultados de la autopsia practicada al cadáver del menor, quien fue víctima de varias palizas días antes de su muerte, las fuentes explicaron que se ha confirmado la existencia de distintos edemas en varias zonas del cuerpo del joven, que la necropsia ha datado en ocho o diez días antes del fallecimiento.
Las condenas:
La Sección Primera de la Audiencia guipuzcoana condenó en mayo de 2005 a los ocho acusados, siete chicos y una chica, a 18 meses de libertad vigilada cada uno por un delito contra la integridad moral.
La Audiencia consideró que, además del delito contra la integridad moral que estableció la sentencia de primera instancia, los siete chicos cometieron también un delito contra la salud psíquica de Jokin, motivo en el que se fundamentó el incremento de la pena.
La nueva sentencia establecía que los menores cumplirían una pena de dos años de internamiento en "régimen abierto". Esto significaba que el primer año residirán en el centro educativo como domicilio habitual y el segundo disfrutarían de una situación de libertad vigilada.
En el caso de la chica, el tribunal aceptó el recurso de su defensa y sustituyó la medida de 18 meses de libertad vigilada por la de dos fines de semana de permanencia en un centro educativo por una falta de maltrato de obra.
Una profesora implicada:
La familia de Jokin denunció que una de las profesoras del joven participó en los actos vejatorios que sufría. Según estas fuentes las humillaciones de las que era objeto comenzaron un año antes del suicido, después de que el joven se hiciera sus necesidades encima. Varios alumnos de su instituto decidieron "celebrar" este aniversario "arrojando en el aula un montón de rollos de papel higiénico".
Las mismas fuentes lamentaron que ante esa situación una de las profesoras decidiera "dar una nueva vuelta de tuerca" a las vejaciones y humillaciones que sufría el adolescente y le obligara a "recoger todos los rollos de papel higiénico que habían lanzado sus compañeros".
La clave, la autopsia:
Respecto a los resultados de la autopsia practicada al cadáver del menor, quien fue víctima de varias palizas días antes de su muerte, las fuentes explicaron que se ha confirmado la existencia de distintos edemas en varias zonas del cuerpo del joven, que la necropsia ha datado en ocho o diez días antes del fallecimiento.
Las condenas:
La Sección Primera de la Audiencia guipuzcoana condenó en mayo de 2005 a los ocho acusados, siete chicos y una chica, a 18 meses de libertad vigilada cada uno por un delito contra la integridad moral.
La Audiencia consideró que, además del delito contra la integridad moral que estableció la sentencia de primera instancia, los siete chicos cometieron también un delito contra la salud psíquica de Jokin, motivo en el que se fundamentó el incremento de la pena.
La nueva sentencia establecía que los menores cumplirían una pena de dos años de internamiento en "régimen abierto". Esto significaba que el primer año residirán en el centro educativo como domicilio habitual y el segundo disfrutarían de una situación de libertad vigilada.
En el caso de la chica, el tribunal aceptó el recurso de su defensa y sustituyó la medida de 18 meses de libertad vigilada por la de dos fines de semana de permanencia en un centro educativo por una falta de maltrato de obra.
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